Muchas gracias a Jordi Serrano y a la Universitat Progressista d’Estiu de Catalunya por invitarme a este evento. Me alegro de estar aquí con Vicenç Navarro, al que he leído a lo largo de años y décadas pero al que nunca había conocido en persona. Muy acertada la frase de Antonio Gramsci que habéis elegido como título con sus referencias a síntomas morbosos y personajes monstruosos; perfectamente ajustada a los tiempos que corren. A Donald Trump, Nigel Farage, Marine Le Pen y, hay que decirlo, a Emmanuel Macron también. Porque NO HAY PEOR MONSTRUO QUE UN BANQUERO DE ROTHSCHILD VESTIDO DE REVOLUCIONARIO.

Antes de todo, debería explicar que yo no soy experto sino periodista y, además, mis jefes me piden últimamente artículos con títulos como “La crisis de CREDIBILIDAD de los expertos”, porque se están produciendo tantas sorpresas con el voto del Brexit, Trump y ahora el excelente resultado de Jeremy Corbyn en las elecciones británicas. Yo perdí lo que quedaba de mi fe en la capacidad de los expertos cuando me di cuenta de que el vendedor de helados Mister Whippy en el pueblo playero de New Brighton, cerca de Liverpool, había logrado prever el resultado del referéndum con mayor acierto que los departamentos de análisis de riesgo de los bancos de la City. En cuanto a Gramsci, dejé de escribir sobre las teorías de hegemonía posestructuralistas y la Escuela de Frankfurt a los 23 años, cuando terminaba mi carrera universitaria en Londres, poco después de ser detenido en la librería
Dillons, en Bloomsbury, y metido en un calabozo policial por robar un ejemplar del libro Disciplinar y castigar de Michel Foucault