[cridamenu_catala]
JORNADES 2020 > PONÈNCIES
COM COMBATRE EL FEIXISME
Participants: Najat El Hachmi, Xavi Domènech, David Karvala,
Autor: Najat El Hachmi, escriptora.
Data: Dimecres 4 de Novembre
Matar un profesor
No sé si hay algo más absurdo que una película sobre un personaje histórico en el que el personaje histórico no aparece nunca en pantalla. En su lugar está la camella sobre la que suponemos va montado o bien una musiquita que refiere la presencia de Mahoma. Tardé mucho en comprender esa extraña anomalía de Ar-Risala, el film que habla del nacimiento del islam. Tuvo que ser un experto en doctrina religiosa el que me contara que nosotros, los musulmanes, tenemos prohibida la representación de nuestra figura más sagrada y que sería un sacrilegio, una ofensa a Dios y a millones de creyentes el que alguien se atreviera a dibujarlo, esculpirlo o representarlo del modo que fuera. Por eso en nuestras casas no hubo nunca retratos, por eso el arte figurativo nos es ajeno. Para justificar el dogma tajante nos hablaron de la leyenda del vellocino de oro, de los adoradores politeístas de dioses anteriores al advenimiento de la única y verdadera religión y nos pusieron delante el ejemplo opuesto a lo que nosotros somos y debemos ser: el del catolicismo que venera la imagen de Cristo, un muñeco construido a imagen y semejanza del hombre, arcilla y yeso adorado como si de una auténtica divinidad se tratara.
Que un musulmán no pueda dibujar a Mahoma o a Dios no tendría que atañer más que al que en ellos crea pero a los fanáticos no les basta con cumplir con los preceptos de su religión, pretenden imponer al resto del mundo su particular visión de lo sagrado. Les ofende un dibujo, un trazo en una página de papel, incluso en soportes más perecederos. Qué débil será su fe para que se sientan amenazados por un gesto tan inocente, tan inofensivo. ¿Qué peligro tan grande supone para ellos romper con una norma que, comparada con otras como la de no matarás, resulta incluso ridícula? Sin ánimo de psicoanalizar a quienes no atienden a razones, me atrevo a sospechar que en el fondo no están tan seguros de lo que creen porque lo que creen, todo el sistema en el que viven y según el que organizan todas las facetas de su existencia, no aguanta un análisis desde fuera, no soporta una lectura científica desde la historiografía, la sociología, desde cualquiera de las disciplinas con las que modernamente nos hemos dotado para comprender la realidad. Cabe la posibilidad de que el texto sagrado no fuera rebelado por Dios, de tal cosa no hay pruebas hasta la fecha y, a falta de pruebas, la fe no se sostiene más que por sí misma y quienes creen no necesitan más, es una decisión que han tomado y en base a ella viven. Pero quienes ven amenazadas sus convicciones, supuestamente las más profundas que tienen, necesitan que el mundo exterior esté acorde con su visión unívoca y ofuscada de la realidad, creen que el único modo de disipar las dudas que albergan íntimamente sobre su fe es destruyendo a cualquiera que ose sacarlas a la luz aunque sea desde un lugar muy distinto al suyo. El fanático no descansará hasta que todo el mundo piense como él, hasta que todo el mundo sea como él y, si el otro se resiste, puede contemplar como válido imponerse por la fuerza, incluso acabando con la vida de quienes no piensan como ellos…